Cuando eres pequeño te encuentras con gente que dice que no vas a llegar a nada. Y esas cosas van trabajando sobre tu inconsciente. O te haces más fuerte y rompes con esos patrones mentales. O te quedas sufriendo ese bullying y lamentándote toda tu vida. Dada mi experiencia de superación, dedico tiempo a transmitir enseñanzas y vivencias porqué no todos pueden saltar la valla sin ayuda. A veces necesitamos alguien que nos empuje y nos permita  buscar en lo más profundo de nuestro ser. A veces necesitamos que alguien nos posibilite el hecho de mirar bien adentro para detectar la fuente de inspiración, el motivo que nos haga creer.

Mi inspiración, por ejemplo, fue mi madre ocupándose de que no nos faltara nada; recuerdo que me planchaba los pantoloncitos y doblaba con amor mis vendas para que yo pudiera irme a entrenar con toda la ropa bien prolija. Pero también me enfoqué en mis grandes ídolos que veía boxear, como Julio Cesar Chavez Padre, Pernell Whitaker o Muhammad Ali. Ellos me ayudaron a soñar y a tener un espíritu de lucha. El día de hoy miro todo lo que logré y todavía no caigo. Uno, dos, tres, doce títulos mundiales, ustedes pueden lograrlo. La diferencia entre ustedes y yo es que yo me propuse ese objetivo. Nada más que eso.

El boxeo y las palabras me han acompañado siempre, porque son las vías de expresión que mejor me sientan. El deporte siempre es un refugio para los indefensos y hace posible eliminar las diferencias entre aquellos que lo practican. Es una herramienta sociabilizadora impresionante. Que aleja a los jóvenes de la zona de confort. En esta era, tenemos muchísimas oportunidades de conquistar el mundo. La vida no es corta, el problema es que pasamos mucho tiempo haciendo nada. Por eso, chicos y chicas, manos a la obra. Que el presente y el futuro, está en nuestras manos.